Autoridad
No hay duda de que la palabra es poderosa y cobra más o menor poder de acuerdo a quien la diga y donde sea pronunciada. Hay palabras, como los estilos, que están o no están de moda. Hay palabras que nos sacan de nuestra zona de confort. Hay palabras que logran generar emociones. Hay palabras que son incómodas.
Una de ella es AUTORIDAD. Si la palabra es nombrada en una conferencia sobre liderazgo, las pupilas de muchos se dilatan, las cejas se levantan y la energía que se percibe en la sala cambia totalmente. Tuve esa percepción hace no mucho al asistir a una mesa redonda sobre liderazgo. Se dijo que una de las propiedades del líder debía ser la firmeza. A la hora de las preguntas, se me ocurrió hacer esta: "¿qué relación encuentras entre firmeza y autoridad?". Al momento el aire se enrareció, sentí incomodidad en los conferenciantes y entre el público.
Esta situación me ha servido para cuestionar el porque de esa reacción y he podido llegar a lo siguiente:
La palabra autoridad nos trae a la memoria al dictador y somos muchos los que hemos sufrido a dictadores. Al líder que basa su liderazgo en el golpe sobre la mesa. Al bully. Al que amenaza para conseguir sus propios objetivos… En resumen, al que actúa por reacción a sus propios miedos ejerciendo el poder que le da el cargo que ocupa, o el poder que le da alguna propiedad que lo pone -o le permite ponerse- en una posición superior al otro.
Coincidentemente -aunque no creo en las coincidencias- escuché a Natalia Velilla Antolín en el podcast de Alex Fidalgo (Paréntesis acá: recomiendo este canal al 100%. LoQueTúDigas ). Natalia hizo la siguiente relación que me resulta iluminadora: “puede haber autoridad sin liderazgo, pero no puede haber liderazgo sin autoridad”.
Si queremos ser verdaderos líderes, nuestro poder no será el que nos de la autoridad que otorga el cargo o nivel que ocupamos en la empresa.
Nuestra autoridad vendrá de ser de tal manera que los demás quieran imitarnos. De SER referente para otros, nos buscarán para pedirnos consejo. De SER luz que ilumine el camino de los demás.
Si queremos TENER autoridad porque nos sentimos superiores, no cabe duda que nuestro actuar será autoritario. Y el autoritarismo es el vicio de la virtud. Esa actuación desvirtúa a la palabra.
La médula del asunto, a mi entender, se encuentra entre el SER y el TENER.
El miedo no está en la palabra en sí, sino que el miedo está en la pregunta que nos cuestiona, ¿tú quién eres? ¿Quién quieres SER?
En cuanto lo sepas, seguro que el liderazgo vendrá a ti y poco a poco te convertirás en referente para los demás. Porque, está claro que el liderazgo no es un vestido que te compras para caminar sobre "la alfombra roja".
📷 Peca Macher
🎨 Paredes, Cecilia. "El no retorno" (2019). Museo Universidad de Navarra
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