El día que los planetas se alinearon
A Beginning #16161D. Aurora Bauzà & Pere Jou.
El día viernes 28 se anunció que los planetas se alinearían. Coincidentemente el día anterior cumplí años. Para celebrarlo, fui con mi hija a una función de artes escénicas que elegí porque el nombre llamó mi atención, A Beginning #16161D en el Museo Universidad de Navarra. Cuando me enfrento a una obra de arte -salvo un ballet o una ópera- me gusta hacerlo en modo ignorante, dejo que la obra me sorprenda. No investigo ni pregunto de que va ni con que me puedo encontrar. Ese día en el que los planetas se alinearon, A Beginning me sorprendió, me removió y me cuestionó. Lo percibí como un poema. Pero un poema diferente, porque el poema cuando lo lees lleva una serie de versos con un ritmo que te plantea a modo de sugerencia que recuperes memorias, que generes ideas y que sientas desde las entrañas. Involucra los sentidos de la vista, si lo lees tú en silencio, y el oído si es que te toca acceder a él a través de alguien que lo lee para ti.
A Beginnig fue un poema, pero un poema diferente, que hizo desaparecer el tiempo y el espacio y que paulatinamente apelaba a tus sentidos. Primero el oído, que no escuchaba palabras sino tonos emitidos por voces que te envolvían en la más completa oscuridad. Y no eran melodías lo que escuchaban, sino disonancias, sonidos humanos desconocidos, que dejaban que cada uno los una a su criterio y antojo. Luego apareció en escena la luz, la vista fue desafiada sin dejar de que el oido siguiera atento. Luces y sombras, melodía y disonancia. Y en algún momento entró en el juego el movimiento. Sin aceleración, pero a la vez dejándonos sentir que la aceleración existe. Finalmente, un par de versos con palabras que permitían a la mente tejer historias propias. Esa noche, quien trabajó durante toda la función fue el corazón, el alma o el espíritu -como quieras llamarlo-. Hay belleza en la oscuridad y los planetas en el firmamento nos lo demostraron ese viernes.
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