Más allá del Cargo: Reflexiones sobre el Liderazgo Auténtico

¿Quién no quiere ser líder? Liderazgo, es una palabra que encierra y a la vez construye conceptos que se vienen discutiendo y (si cabe) redefiniendo  más o menos desde los años 80 del siglo pasado. El auge de la "inteligencia emocional" hizo que miráramos al líder no solo como jefe, sino como alguien que inspira, escucha y, en resumen, es ejemplo de la cultura de la organización. En estos días ya no solo la asociamos a la empresa, el término está en todos lados y a veces se usa tanto que el contenido se vacía o se desgasta. ¿Cómo entendemos al líder? ¿Qué es ser líder en nuestros días?

Desde épocas de la Modernidad concebimos un ideal de dominio y vivimos el mito del eterno progreso. La meta del hombre se trasladó al dominio para poseer y disfrutar. Vemos la realidad a través de un cristal objetivista donde los seres (la Creación en general) son poseíbles y reductibles a la condición de medios para conseguir fines. Así lo otro o el otro es visto como un objeto (sujeto-objeto), trazamos límites (yo - lo/los demás), fuera-dentro, interior-exterior, propio-ajeno.

Esta visión (que no me atrevo a llamar mirada) contribuye a anular la posibilidad creadora del hombre, si entendemos que la creatividad implica colaboración entre el hombre y lo que lo rodea en una relación de encuentro. Configurados en este "modo" nos es muy difícil prestar atención, salir de nuestro propio relato de realidad porque todo lo demás lo percibimos distante y ajeno. Tejer vínculos que son los que crean nuestro habitar en el mundo nos resulta una meta cada vez más inalcanzable porque el encuentro sólo es posible, como dice López Quintas, entre ámbitos de realidad no entre objetos. Para que se de ese encuentro debemos aprender el juego de la mirada a las realidades ambitales de nuestro entorno, donde la primera regla es la de conocer nuestra propia habitación y su realidad ambital.

Sin embargo, esta manera de concebir el mundo no ha sido siempre así. Si retrocedemos en el tiempo, encontramos en el pensamiento clásico otras formas de comprender la relación entre el ser humano y su entorno, y desde ahí, otras maneras de entender el liderazgo.

Si nos vamos unos cuantos siglos más atrás en el tiempo, encontramos en Platón el concepto de "rey filósofo", que describe a alguien sabio, justo y capaz de guiar a la polis porque es capaz de ver más allá de lo inmediato. No lidera por el poder (potestas) que te da el cargo, sino por conocimiento y virtud (auctoritas), por la autoridad moral que te ganas por respeto, experiencia y sabiduría. Con Aristóteles encontramos la idea de un líder que no impone, sino que busca el equilibrio entre ética y acción. En resumen, el liderazgo no era un rol profesional, sino una expresión de la virtud, de la capacidad de servir al bien común con sabiduría. ¿Será que llegó el momento en que debemos, una vez más, dar el giro a la historia y cambiar el cristal a través del que miramos la realidad?

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